CUENCO Tibetano para Yoga con Saraswati 2
Cuenco tibetano sonoro para Yoga con una imagen grabada del Buda femenino Saraswati en el interior y mantras en el exterior, bendice a las personas con el poder del habla, la sabiduría y el aprendizaje
Fabricado en Nepal
Peso gr: ±2000-2200
Medida cm: ±28
Material: Bronce
¡Atención! Usted debe pedir los mazos para los cuenco por separado.
El cuenco tibetano “Saraswati, patrona de las artes plásticas” lleva en su fondo una figura grabada de la diosa Saraswati, símbolo de la creatividad, las artes y la inspiración artística. Se considera que al estimular la creatividad —una energía asociada al hemisferio derecho del cerebro y vinculada a lo femenino— se logra un mayor equilibrio interior, ya que la vida cotidiana suele estar guiada por la energía racional del hemisferio izquierdo. Por esta razón, este cuenco se utiliza especialmente en sesiones destinadas a armonizar la energía o a despertar la inspiración artística. Su mantra tradicional es: Om Ah Guru Buda Saraswati Siddhi Hrim. No obstante, el cuenco puede emplearse libremente con cualquier otro propósito personal o espiritual.
Sobre el proceso artesanal de elaboración:
Los cuencos sonoros se fabrican completamente a mano mediante un cuidadoso proceso de martilleo. Cada pieza se moldea a partir de una aleación de metales —como cobre, hierro, zinc, plomo, oro, plata o acero—, cuya composición varía según se trate de un cuenco de bronce o de siete metales. Primero, los metales se funden en un horno y se vierten en moldes de distintos tamaños y pesos. Luego, esas láminas metálicas se cortan en discos del grosor deseado y se agrupan en series de cuatro o cinco para ser calentadas hasta adquirir un color rojo intenso.
Mientras el metal permanece caliente, un equipo de artesanos lo golpea manualmente hasta darle forma. Este proceso debe realizarse únicamente mientras el metal conserva su flexibilidad, ya que al enfriarse se endurece y podría agrietarse o romperse. El número y la intensidad de los golpes varían según el tamaño y el diámetro de cada cuenco.
Una vez obtenida la forma básica, cada cuenco se trabaja individualmente para perfeccionar su tamaño y simetría. En esta etapa se vuelve a calentar y martillear para afinar el sonido característico. Finalmente, se realiza un meticuloso proceso de cincelado y pulido, tanto en el interior como en el exterior, hasta lograr el acabado brillante y armónico que distingue a los cuencos tibetanos martillados a mano
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Maria José –
Tal y como esperaba. Se nota la buena confección.
Montse –
Envío rápido y sin problemas. Muy buena experiencia.
Sergio –
Muy contenta con la compra. Todo perfecto.