Cuenco Tibetano para Yoga Buda de la medicina 2

CUENCO Tibetano para Yoga Buda de la medicina 2

Cuenco tibetano sonoro ornamentado con Buda de la medicina hecho a mano de cobre, estaño y 8 metales nobles (Ag, Ni, Cd, Ru, Pd, Pt, Cr, Mn)

Fabricado en India

Peso gr: ±1800-2000

Medida cm: ±27

Material: Bronce

Nota: Todos nuestros cuencos sonoros artesanales se clasifican según su peso. El diámetro indicado es únicamente una referencia aproximada para ofrecer una idea general del tamaño del cuenco.

Este modelo presenta en su interior una representación del Buda de la Medicina grabada en el fondo.

El cuenco está elaborado a mano con una aleación de cobre, estaño y ocho metales nobles: plata (Ag), níquel (Ni), cadmio (Cd), rutenio (Ru), paladio (Pd), platino (Pt), cromo (Cr) y manganeso (Mn).
Importante: los mazos para hacer sonar el cuenco deben adquirirse por separado.

El Buda de la Medicina

El Buda de la Medicina suele representarse con un tono azul o lapislázuli, símbolo de su poder curativo y su capacidad para eliminar las enfermedades. Habitualmente aparece sentado sobre una flor de loto, que representa su pureza y sabiduría.

Elaboración artesanal de los cuencos sonoros

El proceso de creación de estos cuencos es completamente manual. Cada pieza se moldea a base de golpes precisos, a lo largo de varias fases de trabajo y afinado, hasta alcanzar la forma y el sonido deseado.

Para comenzar, se funde en un horno la mezcla de metales que servirá como materia prima —cobre, acero, zinc, hierro, plomo, oro y plata—, dependiendo de si se va a fabricar un cuenco de bronce o uno de siete metales.
Una vez fundido, el metal se vierte en moldes que se preparan para obtener diferentes medidas y pesos. Posteriormente, se cortan discos redondos del espesor y tamaño requeridos.

Estos discos se calientan y se golpean manualmente. Normalmente, se apilan entre cuatro y cinco discos y se calientan hasta ponerse al rojo vivo. Un grupo de artesanos expertos martillea el metal mientras se mantiene caliente, moldeándolo hasta conseguir la forma y las dimensiones exactas.
El número de golpes y la intensidad del martilleo varían según el tamaño de cada cuenco.

El metal solo puede trabajarse mientras está al rojo, ya que en ese estado es más maleable. Cuando se enfría, se endurece y pierde flexibilidad, lo que podría provocar grietas o deformaciones. Este proceso exige gran precisión, ya que la mezcla metálica es muy sensible a los cambios de temperatura.

Una vez obtenida la forma inicial, se vuelve a calentar y martillear cada cuenco individualmente para uniformar su tamaño y realizar el ajuste final del sonido.
Finalmente, los cuencos se cincelan y pulen cuidadosamente, tanto por dentro como por fuera, hasta alcanzar su acabado característico y su resonancia perfecta.

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